jueves, 9 de julio de 2015

Betónica Stachys officinalis

La betónica Stachys officinalis (L.) Trevisan pertenece a la familia de las labiadas. Es una planta vivaz (o sea, perenne) y rizomatosa, con tallos derechos y ascendentes, y de talla muy variable, desde 10 a casi 100 cm de porte. Su pilosidad también varía mucho, desde casi glabra a densamente pilosa.







Las flores se agrupan en espigas o cabezuelas terminales, irregulares y compactas, y de color purpúreo. La corola mide de 12-18 mm, con el tubo corolino más largo que el caliz, el labio superior es entero y el inferior trilobulado. 





Las brácteas de la base de la espiga son lineares y oblongas. Las hojas de los tallos son cortamente pecioladas, oblongas, acorazonadas en la base y toscamente dentadas.




Los usos medicinales de la betónica son innumerables. Por ejemplo se emplea en el tratamiento del asma y otras enfermedades respiratorias; se puede suministrar también en caso de insomnio, espasmos gastrointestinales o para bajar la fiebre. Externamente se utiliza para combatir hinchazones, contusiones o heridas. Y así un largo etcétera, tantos que antiguamente se consideraba esta planta el remedio para todos los males.


La betónica es una especie propia de las praderas y claros de bosque caducifolios, sobre todo silíceos, que crece a todos los niveles. Se distribuye por toda Europa, salvo el extremo N, NO de África y SO de Asia. En Asturias es frecuente, floreciendo de mayo a octubre.


Investigando un poco sobre su curioso nombre, topé con una antigua referencia que indica que podría ser una corrupción de vetónica, por ser éste pueblo (los vetones), antiguo morador del centro de la Península Ibérica, al sur de los astures, el primero que la empleó. No sé cuánto de cierto hay en ello pero es una bonita historia.

Las fotos se hicieron en el mes de julio en el concejo de Gozón.



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