El equiseto mayor se reconoce bien porque los tallos tienen
unas hojas pequeñas, unidas entre sí, que forman una pequeña vaina alrededor de
cada nudo, de 15-20 mm. Estas vainas finalizan en unos dientes largos, con un
surco en el centro, pardos. Esto hace que el tallo parezca tener unos cilindros
de tono castaño a intervalos regulares. En otras especies los tallos son
verdes.
Cada tallo aparenta ser un pie independiente, pero en realidad
nacen de un rizoma subterráneo común. Al finalizar la temporada los tallos se
secan y mueren, pero el rizoma permanece.
El equiseto mayor vive en fuentes y bordes de arroyos,
siempre en clara preferencia por los sitios sombríos y muy húmedos. En Asturias
es frecuente por todo el territorio, ya que encuentra un hábitat óptimo para
crecer. Los tallos verdes del equiseto se utilizan en herboristería como
diuréticos.
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