Pertenece a la familia de las labiadas o lamiáceas, y sus flores
presentan la forma típica de esta familia, Así, la corola es bilabiada, con el labio
superior de color rosa-púrpura, arqueado; el inferior está dividido en tres
lóbulos, de color blanco salpicados de máculas rosadas o púrpuras. Posee cuatro
largos estambres protegidos por el labio superior. El cáliz posee cinco
sépalos soldados terminados en punta, pelosos y de un color verde-rosado.
Sus hojas son deltoides o cordiformes con pecíolos largos y
rojizos, opuestas, de margen dentado, ápice acuminado, algo pubescentes y
suelen poseer una mancha blanca en el nervio central del haz. Son muy similares
a las de la ortiga y de ahí el nombre de la planta. En muchas ocasiones crecen
juntas ambas especies.
A la izquierda se ve la falsa ortiga, se diferencia por las flores, por su distinto tono de verde y porque las hojas están más nerviadas y, por así decirlo, más compartimentadas.
La falsa ortiga tiene un periodo muy amplio de floración. A
mitad del invierno ya se pueden ver flores en zonas más templadas y cercanas a
la costa, como el concejo de Gozón, donde he fotografiado estos ejemplares, y
las últimas se ven ya entrado el otoño, en septiembre y octubre.
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