Una de las cosas que caracteriza a la cicuta Conium maculatum L., de la familia de las umbelíferas, es el gran porte que puede alcanzar la especie, ya que puede crecer hasta los 2,5 m de altura. Es una planta que suele destacar mucho en los bordes de los caminos que es el lugar donde suele encontrarse.
Las flores son muy pequeñas y se agrupan en una umbela de 10 a 20 radios y 2-5 cm de diámetro. Tienen un involucro de 3-6 brácteas.
Al término de cada radio se forma una umbela secundaria (umbélula) provista de 3 bracteolas en los lados exteriores. Los frutos son esféricos y con costillas onduladas.
Los tallos son robustos, huecos y estriados, de un color verde azulado (lo que le confiere su apelativo genérico, que deriva del griego conis, azul) pero manchados de púrpura. Las hojas son compuestas, están divididas de dos a cuatro veces (bi a tetrapinnadas), son glabras y suaves y miden hasta 50 cm. de largo.
Además de su porte, la otra peculiaridad de la cicuta es por supuesto su carácter venenoso. Veneno clásico donde los haya, era utilizado por los griegos para arrebatar la vida a los condenados a muerte, el caso más conocido es sin duda el de Sócrates. También destaca por su olor fétido, en especial al frotarla.
La cicuta se distribuye por toda Europa, siendo una especie de ambientes ruderales como bordes de caminos, setos, linderos o lugares incultos. Florece de junio a agosto. En Asturias es frecuente. Las fotos se tomaron en el concejo de Gozón durante el mes de junio.
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